
Si bien el anime se ha convertido en uno de los medios de entretenimiento más populares y globalizados en la actualidad, esta expansión no ha significado necesariamente una mejora proporcional en la estabilidad económica de las empresas responsables de su producción. De hecho, muchas casas de animación enfrentan serios desafíos financieros, incluso cuando sus obras alcanzan fama internacional. Uno de los ejemplos más recientes y preocupantes es el caso de Wit Studio.
Wit Studio, conocido por ser el responsable de animar las tres primeras y aclamadas temporadas de Shingeki no Kyojin (Attack on Titan), atraviesa actualmente una crisis financiera que podría comprometer la continuidad de sus actuales y futuros proyectos. Esta situación marca el punto más bajo para el estudio desde el año 2021, cuando ya había registrado pérdidas significativas.
Tras dejar de trabajar en Shingeki no Kyojin, Wit Studio intentó sobrevivir diversificando su cartera de proyectos. Producciones como Vinland Saga (temporada 1), Ranking of Kings y más recientemente Spy x Family le dieron cierta visibilidad y reconocimiento, pero no se tradujeron necesariamente en una recuperación financiera sólida. Incluso el enorme éxito de Spy x Family, una de las franquicias más populares de los últimos años, no ha sido suficiente para representar un salvavidas económico real para el estudio.
En 2021, la compañía registró una pérdida de más de 4 millones de dólares, una cifra alarmante que puso en alerta a la industria. Aunque en 2025 las pérdidas se han reducido a aproximadamente 1 millón de dólares, el panorama sigue siendo incierto y frágil. Esta disminución en las pérdidas no implica necesariamente una recuperación sostenida, sino más bien una señal de que el modelo de negocios actual continúa siendo insostenible para muchos estudios de animación, especialmente los de tamaño mediano o pequeño.
Uno de los principales problemas que enfrenta Wit Studio, y que comparten muchas otras productoras, es la presión impuesta por los encargos provenientes de las plataformas de streaming. Estas empresas demandan contenidos con tiempos de producción cada vez más acelerados y estándares de calidad altísimos. Esta combinación ejerce una gran presión sobre los equipos de animación, que a menudo trabajan con calendarios ajustados y recursos limitados.
Además, el modelo de reparto de ganancias dentro de la industria suele ser desfavorable para los estudios. Gran parte de los ingresos generados por las series termina en manos de las plataformas de streaming, distribuidoras o comités de producción, dejando a los estudios de animación con márgenes de ganancia muy reducidos, incluso cuando una serie se convierte en un éxito global.
Este desequilibrio estructural pone en riesgo no solo a Wit Studio, sino a muchas otras casas de animación que, a pesar de crear contenido altamente valorado por el público, no logran obtener beneficios económicos suficientes para sostener su operación a largo plazo. La situación plantea preguntas urgentes sobre la sostenibilidad del modelo actual de producción de anime y el futuro de la industria si no se generan reformas significativas que garanticen una distribución más justa de las ganancias.