
Netflix repite la misma fórmula que ha caracterizado a sus producciones recientes: un contenido que arrasa en audiencias, pero que queda marcado por un rechazo unánime de crítica y público. Esta vez, el fenómeno en cuestión es Monstruo: La historia de Ed Gein, una serie que se ha convertido en un auténtico fracaso histórico en términos de recepción, pero que sigue siendo un éxito rotundo en cuanto a números.
La antología de Ryan Murphy, que arrancó en 2022 con Dahmer, ha mantenido la misma línea, atrayendo a millones de espectadores, pero dejando a muchos otros insatisfechos. Mientras Dahmer generó una controversia que dividió a la crítica, la secuela Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez ya mostró señales de agotamiento con su aceptación menos entusiasta. Y ahora, Monstruo: La historia de Ed Gein ha hecho estallar la burbuja.
A pesar de estar protagonizada por el popular Charlie Hunnam como el temido asesino que inspiró Psicosis y La matanza de Texas, la serie ha sido brutalmente vapuleada. En Rotten Tomatoes, la crítica especializada apenas le otorga un 29 % de aprobación, mientras que el público, aunque más benévolo, no supera el 53 %. Estos números son alarmantes para cualquier producción de gran presupuesto, pero nada parece detener el avance de la saga.
El verdadero giro en esta historia, sin embargo, se encuentra en la decisión de Netflix de renovar la serie para una cuarta temporada, centrada en Lizzie Borden, a pesar de sus malas críticas. ¿Por qué? Porque, al parecer, la audiencia global sigue disfrutando de Monstruo: La historia de Ed Gein, que ha liderado el ranking mundial de la plataforma desde su estreno, superando incluso a títulos como Animal en España. La paradoja de que un contenido con tan malas reseñas siga siendo uno de los más vistos es la prueba de que, para Netflix, las cifras de audiencia pesan más que las valoraciones de expertos.
Lo que en principio parece un freno para una plataforma que alguna vez apostó por el buen contenido, ahora es una tendencia clara: las malas críticas se han convertido en ruido de fondo. Para Netflix, lo importante es que su algoritmo funcione, y Monstruo lo está haciendo de manera espectacular.
En un catálogo donde series aclamadas han sido canceladas debido a bajas audiencias, el caso de Monstruo deja en evidencia que la prioridad de la compañía ya no está en la calidad, sino en generar contenido sin importar lo que piensen los críticos. Es un ejemplo más de cómo Netflix ha adoptado una estrategia donde la cantidad parece haber sustituido a la excelencia.
Aunque muchos se han quejado de la fórmula repetitiva y cuestionable de la antología, Netflix parece haber entendido que, a pesar de todo, lo que verdaderamente importa son los números. El streaming, al fin y al cabo, no se mide por el gusto crítico, sino por la cantidad de reproducciones, y Monstruo: La historia de Ed Gein lo está demostrando a gran escala.