
La obra prima del cineasta Ben Leonberg, “Good Boy”, es protagonizada por su propio compañero canino Indy, quién tendrá que salvar a su dueño de diferentes amenazas sobrenaturales.
La trama sigue a Todd (Shane Jensen), quien se muda con Indy a una antigua casa familiar en el campo tras sufrir problemas de salud. Desde el primer momento, el perro percibe que algo no está bien: presencias invisibles, advertencias de un fantasma canino y visiones perturbadoras comienzan a acecharlos. Cuando Todd empieza a sucumbir a las fuerzas oscuras que habitan la vivienda, Indy se convierte en su única esperanza.
La propuesta ha sido comparada con la icónica serie animada Coraje, el perro cobarde, ya que ambas exploran el miedo y la valentía desde la mirada de un perro. Sin embargo, Good Boy se ha ganado elogios por su enfoque original, su atmósfera opresiva y el vínculo emocional que genera entre espectador y protagonistas.
Críticos como Frank Scheck, de The Hollywood Reporter, destacan que “lo que más impacta es la lealtad inquebrantable de Indy y su disposición a hacer cualquier cosa por proteger a su dueño”. Por su parte, IndieWire la calificó como “una de las mejores películas de terror del año”, manteniendo un sólido 95% de aprobación en Rotten Tomatoes.
Leonberg reveló que el rodaje se extendió durante tres años y que las jornadas se adaptaban completamente al ritmo de Indy: “Cuando tu actor principal es un perro, las reglas tradicionales no aplican. Usamos ruidos, premios y juegos para guiarlo por nuestra ‘casa encantada’”.
Con una duración concisa de 73 minutos, Good Boy se perfila como una experiencia de terror diferente, capaz de combinar tensión, creatividad y la ternura de un héroe de cuatro patas.