
El naturalista español Frank Cuesta, conocido por su trayectoria mediática como defensor de la vida silvestre a través de su canal de YouTube y programas como Frank de la Jungla, enfrenta el momento más crítico de su carrera. Una serie de audios filtrados en redes sociales, han desatado una ola de indignación internacional al revelarse declaraciones en las que admite haber comprado animales salvajes sin documentos oficiales y haber envenenado a gatos y perros callejeros que se habrían acercado a su santuario en Tailandia.
Revelaciones explosivas y declaraciones que indignan
Los audios fueron difundidos por su examigo y excolaborador en el Santuario Libertad, Luciano (alias “Chi”), con quien Cuesta mantiene un conflicto personal y legal. En estos audios se escucha al naturalista decir, de forma explícita:
“Voy a poner veneno todos los días hasta que mueran todos los perros. Me los voy a cargar a todos […] están matando a mis animales y yo tengo que cuidar de ellos”.
También expresa su intención de acabar con gatos que supuestamente atacaron a sus gallinas:
“Voy a hacer un mix de comida de gato con polvo de veneno, para que se lo coma y reviente por dentro […] Si tienes un gato, lo guardas en casa”.
Pero la controversia no termina ahí. En otras declaraciones, Cuesta admite haber comprado tres suricatas por 30.000 baht (algo así como 862.000 CLP), señalando que se trata de una inversión “porque a la gente le gustan las putas suricatas”, lo que ha generado fuertes críticas por mercantilizar la vida animal con fines de contenido digital.
Consecuencias legales
Las autoridades tailandesas, que ya lo habían detenido el pasado mes de febrero por posesión ilegal de especies protegidas (nueve nutrias de garras cortas y una pitón), están evaluando nuevas acciones judiciales tras la difusión de estos audios. En Tailandia, el maltrato animal y el envenenamiento premeditado están penados por la Ley de Bienestar Animal con hasta dos años de prisión y multas de hasta 40.000 baht (aproximadamente 1.150.000 CLP).
Por el momento, Frank Cuesta se encuentra en libertad condicional bajo fianza, a la espera de una resolución judicial sobre el caso de tenencia ilegal de animales exóticos. La investigación por maltrato y envenenamiento aún se encuentra en fase preliminar, pero se espera que en las próximas semanas se presenten nuevos cargos en su contra.
De héroe a villano
Fuentes cercanas al entorno del expresentador han señalado que Cuesta atraviesa un estado de salud delicado, afectado tanto física como emocionalmente por el impacto del escándalo. Aunque ha reconocido en algunos directos la autenticidad de los audios, ha evitado dar declaraciones oficiales ante los medios. Tampoco ha aclarado si los comentarios fueron realizados en un contexto de desesperación o si efectivamente llevó a cabo dichas acciones.
Durante más de una década, Frank Cuesta ha sido una figura respetada por su activismo en defensa de la fauna, logrando una comunidad sólida en redes sociales gracias a su contenido sobre rescate y rehabilitación de animales salvajes. No obstante, estas recientes revelaciones han puesto en duda toda su trayectoria y credibilidad, al mismo tiempo que organizaciones animalistas y figuras públicas han exigido explicaciones y justicia.
En paralelo, Cuesta enfrenta un conflicto judicial con su excolaborador “Chi”, a quien acusa de amenazas contra su hija menor de edad, de haber difundido información privada y documentos personales. El propio Frank afirmó haber interpuesto tres denuncias y solicitado órdenes de alejamiento, aunque estos procesos aún no tienen resolución.
Próximos pasos judiciales
Se espera que en los próximos días la Fiscalía tailandesa determine si los nuevos audios pueden constituir pruebas suficientes para ampliar el proceso judicial. De confirmarse su participación en la compra ilegal y envenenamiento de animales, el futuro de Frank Cuesta no solo estaría en peligro a nivel profesional, sino también ante una posible condena de prisión efectiva.
Por ahora, el silencio de Frank Cuesta y la falta de una defensa clara alimentan la incertidumbre y aumentan la presión pública. Lo que parecía una carrera basada en la protección animal podría estar a punto de colapsar bajo el peso de sus propias palabras.