
La toxicidad en la industria
La toxicidad en los videojuegos es una problemática que parece ir en aumento. Entre mayor es el acceso a internet que requieren algunos títulos y la comunicación para trabajar en equipo, es normal que surjan diferencias entre los jugadores en medio de la partida, incluso con las desarrolladoras de estas obras.
Por su parte Steam, la popular tienda digital de Valve, aconseja a través de una documentación oficial pública que ““No intentes censurar a los jugadores ni meterte en discusiones públicas; es una batalla que no ganarás”.

A primera vista parece una irresponsabilidad por parte de la plataforma no tener más herramientas para combatir la toxicidad y apoyar a los estudios, pero si hacemos un recopilatorio de empresas que hayan discutido con sus jugadores, podremos ver que en la gran mayoría de casos estos terminan afectando negativamente las ventas.
Un ejemplo emblemático es el de Battlefield V. El juego recibió críticas por parte de algunos jugadores debido a decisiones creativas en su diseño histórico, como la inclusión de mujeres con prótesis en el frente durante la Segunda Guerra Mundial.
La polémica escaló cuando Patrick Söderlund, entonces director de diseño de Electronic Arts, respondió con la frase “Tienen dos opciones: aceptarlo o no comprar el juego”. Estas declaraciones generaron un fuerte rechazo en la comunidad, lo que se reflejó en bajas ventas. Poco después, el título dejó de recibir soporte y Söderlund presentó su renuncia en 2018.
Este es solo uno de los muchos casos en los que estudios desarrolladores han sufrido repercusiones tras enfrentar a su audiencia, pero dicho conflicto se multiplica al mencionar a los juegos como servicio. Debido a estas situaciones, Steam aconseja evitar conflictos directos con los jugadores, priorizando una postura más neutral ante la toxicidad en la industria del videojuego.